Fábula personal:Lo que me pasó por dármelas de Hare Krishna
(Las fábulas suelen tener como personajes principales a animales... bueno, ya se imaginarán quién es el animal de esta historia).
Siempre he sido defensora del consumo de
vegetales, frutas, té, cereales y todas esas cosas integrales provenientes de tiendas apestosas a incienso que mucha gente aborrece. No soy vegetariana, pero mi comsumo de
carnes, más que por amor a las mismas, es porque simplemente la alimentación debe ser balanceada. Sin embargo, últimamente, todos estos cuentos de brazos flotando en el
Guaire, aunados al hecho de que mi cerebro se está derritiendo con el calor que hace en Caracas, han causado en mi persona un rotundo rechazo hacia el consumo de cualquier tipo de animal muerto.
Es por ello que decidí cambiar mi fuente de
proteínas por algo que me hiciera sentir más
"limpia", así que como consumista occidental que soy, corrí a adquirir una bolsita de
frijoles de soya, materia prima para la leche de soya
(ew), tofu
(ewww) y demás productos que consumen los
Vegetarianos/Hare Krishna/Naturistas y todos esos
hola/somos/felices/andamos/descalzos/somos/pacíficos/pero/si/comes/animales/eres/una/bestia/que/te/comes/su/miedo/y/deberías/morir/en/las/llamas/del/infierno.
Entusiasmada con mi exceso de
"neo naturalismo salvaje" (?), me dispuse hoy a preparar los dichosos frijoles. Investigaciones previas en la web me informaron que estos señoritos no podían cocinarse en olla de presión, así que los puse a hervir normalmente. Cuatro
(4) horas después, luego de agregar y agregar más agua ebullendo, decidí que ya no iba a esperar más tiempo. Apagué la señora olla, agregué los ingredientes adicionales y me dispuse a comer.
Sin embargo, noté que los benditos granitos seguían
"algo" duros, pero como no soy precisamente la persona más
Hare Krishna del planeta, decidí tomar medidas drásticas
-y poco razonables- como meterlos en la licuadora.
Mi idea de hacer una especie de
"puré de soya" (?), se vió totalmente opacada por el hecho de que la cosa no se homogeneizó, sino que más bien se volvió una especie de
pasta colorida con piedrecillas. Al percatarme de que mi plan no resultó, seguí con las buenas ideas,
¿y qué mejor cosa que mezclar el "patuque" con el resto de los frijoles "sanos"?,
GENIAL!!! Ahora era una
pasta multicolor con distintos tamaños y formas de agregados.
Y-U-M-M-Y. ¡No! pero eso no fue todo! luego le agregué
SALSA DE SOYA, como para darle un toque más
"macabro" a la cuestión. En resumen, terminé con una olla llena de un fluido muy parecido a una mezcla de
concreto, que seguramente los miembros de alguna cultura antigua utilizaban para construir sus casas.
Avergonzada por mi fracaso
-ya que usualmente lo que cocino tiene aspecto a COMIDA-, decidí que merecía un castigo por el malgasto de alimentos
-si es que esas piedras pueden llamarse así-, y me obligué a comer de mi mezcla misteriosa. Honestamente, no sabía nada mal, pero me dió la sensación de que estaba ingiriendo una especie de
"asopado de maní" (gross).
Horas después, me encuentro feliz de estar viva, y ruego a
Krishna (HA!) que no permita que mi colon explote/paralice/o simplemente renuncie a ejercer sus funciones por el daño que le hice :(
Moraleja: "No cocines lo que no se te ha pedido"
Refrán:"Frijol de soya no ablanda ni que lo licúes chiquito"
Reflexiones adicionales:- El Hare Krishna apesta.
- La carne de soya parece aserrín.
- La leche de soya es asquerosa.
- El olor a incienso hace que me duela la cabeza.
- Hay maneras más dignas para morir que por ataque de frijoles de soya.
Au revoir!