viernes, septiembre 21, 2007

John Smith

¿En qué piensas cuando escuchas el ruido metálico y frio de un manojo de llaves cayendo?

A las 6:45 am, cuando los primeros rayos de sol servían de espejo para la luna, John Smith abría los ojos...ambos, precisos, exactos, como él. Las pantuflas -estratégicamente colocadas del extremo derecho de la cama- eran llenadas por pies blancos, impecables, intactos, como si los años no hubiesen pasado por ellos. Ni un milímetro de piel entraba en contacto con el piso.

7:00 am: justo a esta hora sale John Smith con su delgada figura cubierta por una bata de baño, dejando atrás una estela de vapor... puedo imaginarla... caliente, densa, placentera... a las 7:20, ya vestido, ya impecable, veo desde mi ventana todas las mañanas a ese señor callado y misterioso, calentando el agua para el te, colocando las rebanadas en el tostador... dos, siempre dos... John Smith nunca come más de dos tostadas. Y esos huevos tibios que pone delicadamente en sus copas plateadas, para partirlos luego con una cucharilla... un poco de sal, y a las 8:00 am toma sus llaves -siempre encima de la consola, al lado de la puerta- y se dispone a abrir con cuidado cada cerradura, sin hacer el más mínimo ruido. John Smith tiene un llavero con la bandera de Inglaterra, lo he visto desde aquí, desde mi ventana. He precisado cada detalle, tiene algunos defectos en la pintura, pero no le importa, luego de cerrar las puertas introduce éste en su bolsillo, no sin antes acercar un poco esa bandera a su pecho.

Llevo varios meses espiando al señor Smith... no he podido averiguar mucho. No es muy sociable, y mi familia tampoco lo es. Mala combinación. Quisiera perseguirlo, correr tras él a las 8:05, cuando aborda su viejo -pero muy cuidado- chevrolet del 69... no se que hace, ni a donde se dirige, no puedo ir más allá de las ventanas de mi casa, desde donde he memorizado su habitación, su cocina, lo único que puedo divisar... puedo decir con toda seguridad que guarda en sus gavetas, donde tiene las medias negras y donde las blancas... lo he visto todo... obsesivamente, lo reconozco.

Soy una adolescente perturbada, lo admito. Mi vida se ha reducido a levantarme a horas inimaginables, a seguir paso a paso -y sin hacer ruido- cada movimiento de mi vecino. Lo analizo, lo veo... y aun no me siento capaz de describir su rostro, su piel, su cuerpo... sólo puedo hablar de una blancura, de un brillo... algunas arrugas en sus manos... pero no se hasta que punto he llegado a mezclar la fantasía con la realidad...

John Smith... es que hasta su nombre es interesante. Lo unico que se, lo único que poseo, lo único de él que siento mio. Cuando llego del colegio, a las 3:00 pm, el señor Smith está regando las rosas de su jardin...blancas, rosadas y rojas, más rojas que la sangre ¡qué hermoso jardin que tiene!... a veces quisiera tener esa belleza, ese misterio y ese pudor de las rosas, a ver si algún dia llega a verme, a notarme, a sentirme... mientras tanto, seré una leve sombra, un soplo de aire en su vida. Y el será mi todo, mi misterio, el rey de mi universo de fantasía.

A mis 15 años, he desarrollado todos mis sentidos... puedo percibir a Smith acercarse, hasta puedo sentir su olor, su olor cuando riega las rosas, su olor cuando lee en su cuarto y el humo de su te de las 4 de la tarde me hipnotiza... hierbabuena...canela... a veces con leche... si tan solo pudiesemos compartirlo...

Ese es mi dia a dia... me despierto y me acuesto con el... religiosamente, a las 10:00 pm, Smith apaga las luces, concluida su hora de lectura -está por terminar El contrato Social de Rosseau- , lo contemplo hasta que me asegure que esté bien...que nada ni nadie lo va a perturbar...que puso las llaves en la consola, que acomodó las pantuflas para dar ese giro matutino y aterrizar en ellas... que no dejó nada prendido en la cocina, que huele bien... Aunque el no lo sepa, lo estoy cuidando...

Gracias a él he aprendido muchas cosas... he aprendido exactamente cuantos minutos debo dejar las rebanadas en el tostador...quedan perfectas..doradas, nunca quemadas... y nunca más de dos... he seguido todas sus lecturas, sus aficciones... incluso he aprendido de Inglaterra, de Oscar Wilde, Julio Verne... me fascina tratar de adivinar en qué estará pensando...

¿Es feliz? es mi pregunta diaria... rezo porque asi sea...

Continuará...

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